‘Sophia Instantiation’ consiste en un archivo MP4 de 12 segundos y una impresión coloreada por una humanoide
Los robots aún no sueñan con ovejas eléctricas, pero ahora producen arte que se vende por cientos de miles de euros. Una pieza elaborada por Sophia, una humanoide creada en 2016 por la empresa Hanson Robotics de Hong Kong, se ha subastado por casi 689.000 dólares (alrededor de 580.000 euros) en la primera puja pública de la robot. La obra, titulada Sophia Instantiation, es un token no fungible o NFT (un archivo digital cuya codificación única imposibilita su duplicación) y fue hecha en colaboración con el artista digital Andrea Bonaceto (este sí, un ser humano). La pieza consiste en un archivo en formato MP4 de 12 segundos que muestra la evolución de un retrato de la robot por Bonaceto que ha sido transformado por ella y está acompañada de una impresión física del retrato final, coloreado por Sophia. Hasta ahora se desconoce la identidad del comprador.
Bonaceto comenta en una llamada telefónica para EL PAÍS que el recibimiento de la subasta le ha parecido “increíble” y considera que su valor va más allá de lo monetario. “La industria ha entendido la profundidad de lo que estábamos logrando y eso atrajo a alguno de los coleccionistas más grandes del campo de los NFT”, indica el artista.
Sophia Instatiation es parte de la presencia creciente de los NFT en el mundo del arte, que usan la misma tecnología detrás de las criptomonedas. El artista digital Beeple causó revuelo el mes pasado cuando una de sus creaciones se vendió por 57 millones de euros. Otras obras que han sido vendidas con los NFT incluyen una columna de The New York Times por más de 478.000 euros y el primer tuit del fundador de Twitter, por encima de los dos millones de euros. Los equipos de fútbol también han entrado al negocio, como el Real Madrid y el F.C. Barcelona, que han sacado a la venta cromos digitales.
El colaborador de Sophia, Bonaceto, señala las ventajas que esta tecnología ofrece a artistas como él: “El problema es que antes no se podía crear realmente arte digital original y autentificado. Ahora, con los tokens no fungibles, sí. Si envío por correo un archivo, entonces tú tienes una copia y yo tengo una copia. No tiene valor intrínseco”. Bonaceto piensa que en vez de hablar de criptoarte, se debe hablar de arte físico y arte digital, siendo los NFT simplemente una manera de certificar las obras como originales en el espacio digital.
El realizador opina que el uso cotidiano de los NFT en el mundo del arte ”es algo que ha llegado para quedarse”.